jueves, 19 de julio de 2012

El corazón de una estrella


   Caía la tarde de aquel día en las postrimerías del pasado otoño. El cielo, de color gris opaco desde la mañana, se deshacía en pequeñas gotas de agua que golpeaban la pared externa de mi despacho, dejando un repiqueteo en el alféizar de la ventana. Sobre mi mesa, algunos trabajos esperaban ser terminados y algunos papeles aguardaban ser también clasificados y colocados en sus respectivas carpetas. Pero yo dejaba pasar el tiempo navegando por la red de redes, pasando de una página a otra. Y entre esas páginas también estaba una red social que no hacía mucho había descubierto.

   Trataba, como todos, de encontrar la manera de dejar en unos pocos caracteres mis pensamientos, mis realidades y alguna que otra frase que creía definía mi forma de ser. Poco a poco, había ido conociendo a otros navegantes con los que interactuaba ágilmente respondiendo a sus palabras, bien originarias o bien que comentaban alguna frase mía. Y ese día, por  sorpresa, una niña comentó una de aquellas frases. “¿Tú crees que de verdad los sueños se pintan con colores?”. Le respondí que sí lo creía. “A mí  me gustan mucho los colores”. En esas frases conocí a @albahapi.

   Aquella niña me cautivó con sus letras inocentes, frescas, ágiles y sobre todo vivas. De vez en cuando cruzábamos alguna frase que daba pie a más palabras. Preguntas, respuestas y comentarios que fueron creciendo con los días y sabían sacarme siempre una sonrisa. Otras veces, sus palabras me sobrecogían cuando pensaba en la realidad de aquella niña y volvían a mi cabeza preguntas de otro tiempo: ¿por qué suceden estas cosas?  Preguntas, tal vez, sin respuesta.

   Había cambiado la cuenta desde la que hablaba con ella, tal vez porque entendí que algunas veces hay letras que son para adultos. Pero seguía siendo yo y mi forma de escribir y me reconoció. Aquél día me hizo reír y mucho.

   Y como el tiempo transcurre inexorable, también llegó un día de junio. Ese día lucía el sol, pero el repiqueteo de unas gotas empaparon muchos ojos. Lágrimas sinceras que hablaban lo que quizá muchos no queríamos o no sabíamos decir. @albahapi se había marchado para ser una estrella en el cielo, llevándose sus letras frescas y alegres y dejándonos el  corazón roto.

   Hoy seguro que se pasea por el cielo con otra estrella, algo más mayor, que yo también tengo allí. Seguro que hablan, ríen, juegan y hasta le enseñará a Alba a crujir hojas secas al pisarlas, cuando por allí llegue también el otoño.

    Gracias @albahapy, creo desde estas letras poder hablar en nombre de muchos al decir que nunca te olvidaremos.

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