viernes, 7 de febrero de 2014

El tiempo...

   No deja de darle vueltas al café. Sus ojos, perdidos en aquel torbellino oscuro y amargo, dibujan el efímero recorrido del vapor que aún se desprende del borde de la taza y que rápidamente se disipa en el aire. No piensa en nada, no quiere hacerlo; tan sólo anhela que el tiempo pase rápido, muy rápido. No hay nadie más en aquella cafetería. Él es el único cliente.

   -¿Me esperabas? –escucha decir con voz tenue.

   No le hace falta mirar, pues conoce esa voz. Aun así, levanta los ojos; quiere hacerlo, necesita hacerlo. Su mirada se ilumina al compás que una sonrisa crece en sus labios. ¡Está bella! Para él siempre lo ha estado. Quiere decirle mil cosas, palabras que nunca le dijo. ¿Por dónde empezar?

   No hay nadie más en la cafetería, tan sólo él con la mirada perdida en el gran ventanal y una ilusión efímera engañando sus ojos mientras desea que el tiempo pase rápido, muy rápido.....y con él, su propia vida.


Icarina

2 comentarios:

  1. A veces las ilusiones son más reales que la propia realidad. A veces son capaces incluso de salvarnos la vida. A veces...
    Pero que no acelere el tiempo. Que disfrute de esa ilusión mientras exista y de su respiración cuando regrese al mundo real. Cada latido del corazón es una nueva oportunidad que nos brinda la vida.
    Un abrazo, querido amigo. Cómo me gusta leerte.

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    1. Pese a lo efímero del tiempo, somos dueños de nuestros instantes.. De los que son reales y de los imaginarios. De los que todo el mundo puede ver y de aquellos que tan solo nosotros podemos sentir. Y es a nosotros a quienes nos corresponde saber hacerlos eternos y, tal vez, inolvidables.

      Mil gracias, María!! Es un lujo siempre compartir instantes con tus letras y contigo. Besos!!

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